Sabés que adoro que te adornes el cuerpo
con flores naturales en lugar de gargantillas
o aleaciones de muchos metales.
Sobre todo cuando elegís semejante pimpollo
para enredarlo entre tu pelo
por detrás de tu oreja izquierda.
Flor popular, pequeña, roja
y recuerdo de guerras y compañeras y rosas
me puede, te juro, su color ardiente,
esa forma en multitud de puntas
que estallan de repente en el filo de su curva.
con flores naturales en lugar de gargantillas
o aleaciones de muchos metales.
Sobre todo cuando elegís semejante pimpollo
para enredarlo entre tu pelo
por detrás de tu oreja izquierda.
Flor popular, pequeña, roja
y recuerdo de guerras y compañeras y rosas
me puede, te juro, su color ardiente,
esa forma en multitud de puntas
que estallan de repente en el filo de su curva.
2 comentarios:
Adornarse y adjetivar a las flores se hace de formas cada vez más complicadas.
Qué bueno que una poesía diga que lo mejor es adornarse con una flor, y que la flor sea nomás "roja y pequeña".
Me gustó mucho.
Y no te olvides que además es "popular"... (y entre vos y yo, montonera), que es el mejor de sus adornos.
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