domingo, 15 de marzo de 2009

Hacía falta ponerle un poco de vértigo a la cosa...

Tienen estas cosas. Por un lado, agota esa manía de redoblar todas las apuestas en cada conflicto. Lo hicieron con el canje de la deuda, lo hicieron con el conflicto por la 125. A veces sale bien, otras veces sale como el culo. El problema es que cuando uno juega con más fichas de las que puede sostener, los resultados, mejor dicho, las consecuencias de los resultados se hacen imprevisibles. El azar, digo el azar como aquella componente imponderable, incontrolable, empieza a tener un peso elevado. Todo el chiste es tratar de no actuar a ciegas.

Pero a veces esas jugadas son buenas. Patear el tablero puede funcionar como una jugada desesperada, como un manotazo de ahogado en el medio de una correntada. Correntada que va tomando forma de remolino y amenaza con llevarse al fondo del río todo lo que flota. Patear el tablero, entonces, sirve para desorientar al enemigo, cambiando las condiciones y, en ese cambio, ganar un poco de tiempo. Es, en el fondo, como empezar una retirada e ir quemando los terrenos a medida que uno retrocede.

Es eso, sí. Pero a veces puede servir para otra cosa. No solo para retrasar al otro bando. Sino también para cerrar filas adentro. Para organizar un poco la desorganización. Es como si en el caos, agregar otra componente de imprevisibilidad, o sea, agregar más caos, pudiera empezar a generar cierto orden, cierta organización… Justamente a partir de ese caos.

Adelantar las elecciones tiene, creo, esa doble función. Por un lado, agarra a tres cuartos de la oposición a contrapierna. La UCR, Carrió y los socialistas liberales (con eje en Santa Fé) están en pelotas. Les achicaron todos los tiempos. Adelantar las elecciones de Capital (y suponiendo que la oposición podría tener un buen resultado en la misma) les daba una buena excusa para: a)hacer campaña sobre la base de una derrota del kirchnerismo (aunque sería relativo, porque a los K, nunca les fue demasiado bien en Capital); b) podría haber ayudado a que cierren filas… Si las derrotas son pedagógicas, las victorias, en cambio, aglutinan. Generan unidad.

Ahora, que todo se juega al mismo tiempo están como desorientados. Las dos ventajas que tenían, se les diluyeron. No van a poder hacer campaña sobre una derrota del oficialismo y tampoco van a poder aglutinarse sobre esa derrota. Van a tener que laburar desde cero.

Pero desde el oficialismo daría la sensación que ha servido para cerrar algunas fisuras. Si uno mira quienes, dentro de la "oposición", son los que están a favor del adelantamiento de las elecciones nacionales, se ve que son esos a los que se podría calificar de "oposición no radical" o algo así. Digo, básicamente, la oposición interna del PJ, el duhaldismo. Incluso Macri no salió a criticar duramente la medida y contestó más bien con evasivas, lo cual le valió una nota negativa y bastante crítica del Gran Diario Argentino.

Digo, en esta movida, el que mejor posicionado está para terminar de armar las alianzas en vistas a julio, es el gobierno. Si no se mandan grandes cagadas (como haberle regalado la Ciudad a Macri, por no cerrar con Telerman) y se sientan a negociar las listas concienzudamente, me parece que le pasa el trapo a todo el mundo...

Y en esto, me parece que los K actuaron rápido y bien. Tienen esas cosas. Tienen esa audacia que a veces, es la esencia de la política, ¿no? Y bueno, de última es como dice Martín: “Kirchner le devolvió el conflicto a la sociedad”. Y estas patadas son, en última instancia, parte de ese conflicto devuelto.

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